Nada
tengo en contra de los amantes de los animales pero es muy triste que cada día
nuestras calles estén más llenas de heces de perro y sus dueños sigan paseando
tan tranquilos porque con ellos no va.
Las aceras y parques están cada vez más sucios y ya no respetan ni los lugares
dedicados para el juego de nuestros hijos, que al bajar por el tobogán se
encuentran con una sorpresa nada grata al final.
Por
favor, perros si pero háganse cargo de sus caquitas en todos lados, porque la
calle es la casa de todos.